Román Guajardo es segunda generación de JMG SRL, una empresa de casi 30 años que surgió como una distribuidora de diluyentes para pintura en Rosario y en 2009 se trasladó al Parque Industrial de Roldán, donde empezaron a fraccionar el producto. Desde hace seis años se transformaron en fabricantes y atienden pinturerías, ferretería y corralones de todo el país. En su rol de gremialista empresario, Guajardo preside la Unión Industrial Región Rosario (Unirr) y participa de Fisfe y de la UIA.
El titular de JMG señaló que la caída en las ventas desde la devaluación de diciembre es de entre el 5 y el 10%, producida en parte por la recesión y otro poco por el sobrestockeo que hubo durante el año pasado. Para Guajardo, el segundo semestre servirá para tener una medición más certera de la actividad y será clave centrarse en los costos, «para estar mejor posicionado para los tiempos que se vienen». Aunque no se anima a señalar casos de cierres de empresas, sí reconoce que hay empresas que tomaron sectores del mercado que históricamente pertenecieron a otras.
—¿Cuál es la actividad principal de la empresa?
—Lo voy a contar simplemente para bajarlo a tierra. El genérico es diluyente para pintura, pero en específico lo que la gente más conoce es thinner y aguarrás. No hay muchas fábricas de este tipo en el país, es un mercado un poco de nicho, en el que acompañamos a la pintura.
—¿Cómo está el sector hoy en comparación con el año pasado?
—El año pasado fue un año un poco atípico en general. Creo que hubo sobredemanda, por distintas razones, un poco por incertidumbre, también por el proceso inflacionario que se vivía, y por algunas restricciones en el aprovisionamiento de materia prima, o especulaciones que se daban, también es cierto. Por ejemplo, al transformarnos en fábrica y al tener que ir un paso más arriba en la cadena de abastecimiento, nos encontrábamos con cierto desabastecimiento, por lo que muchas veces había que comprar para tener y abastecer el mercado. Por suerte siempre pudimos abastecer a nuestros clientes, fue un año complejo y desafiante, y a eso le agregamos los condimentos de un año electoral, que implica una transición no tan fácil.
Así que comparado con el año pasado nosotros lo que vemos es que hay una caída en la venta, un poco por ser un año atípico el anterior, y otro poco porque lo que venimos viendo es que impactaron fuertemente las medidas adoptadas por el gobierno en el bolsillo de los consumidores. Nosotros estamos muy enfocados al hogar y obra, y a segmentos que sí tienen vinculación con la demanda. Sabíamos que cuando uno habla de recesión tiene un impacto, y ese impacto se da muchas veces en la caída del consumo. Y obviamente que como a todas las empresas nos ha afectado. Tenemos una baja en volumen de producción y lo que estamos viendo es que para mitad de año más o menos, los sobrestocks que se habían generado el año pasado por distintos motivos, por acomodamiento de precios también, entendemos que fueron superados. Y hoy la demanda que se está dando la vemos como más genuina. Por otro lado, venimos viendo que hay algunas complicaciones con colegas, en donde hay empresas que están absorbiendo esas cuotas de mercado.
—¿Están desapareciendo algunas empresas?
—No me animo a decir la palabra desaparecer, porque no conozco casos concretos de empresas que estén en esa situación, pero sí lo que digo es que por distintas circunstancias hay empresas que están ocupando cuotas de mercado que antes eran de otras.
—¿Cuál fue la caída en las ventas?
—En el caso nuestro, en volumen, entre un 5 y un 10 por ciento interanual. En el caso nuestro también hay que evaluar por cuatrimestre. Porque la estacionalidad es distinta. Uno no puede comparar un cuatrimestre malo contra uno bueno. Hay que comparar peras con peras, pero lo que venimos viendo es que el primer cuatrimestre fue más duro que el segundo cuatrimestre. Y veremos ahora cómo arranca la temporada nuestra, que es de septiembre en adelante.
—¿El tema costos?
—El tema costos es un tema crucial hoy en las empresas. Hay que estar muy encima y tratar de lograr siempre un punto de equilibrio. Aquellos que mejor trabajen ese tema, sean productivos y estén muy encima del costo unitario de producción, y sean eficientes, están mejor posicionados que los que no hayan trabajado en eso, para los tiempos que se vienen. Los industriales están en la misma sintonía.
—¿Energía y logística se dispararon?
—Nosotros no somos electrointensivos, pero sí tuvimos un incremento muy considerable en la proporción del consumo eléctrico que teníamos. En la logística sí, tenemos entrega con nuestra flota propia de camiones, en la gran mayoría, y ha impactado fuertemente. Por eso digo que hay que estar muy encima de ese tipo de costos y ver cómo hacer eficiente cada uno de los rubros e ítems que componen el costo de la empresa.
—¿Tu mercado es sólo nacional o exportan?
—Por el momento, tenemos para crecer en el mercado interno, pero siempre miramos el mercado internacional como una gran posibilidad y no descartamos en el corto plazo concretar nuestras primeras operaciones. Ya venimos trabajando en ese sentido.
—¿Cómo analizás la política económica del gobierno nacional en relación a la industria?
—Con los funcionarios nacionales, nosotros, en las instituciones en las que me toca participar, tenemos un diálogo, porque es natural. Nosotros siempre decimos que nuestro compañero de baile lo elige la ciudadanía con su voto y así debe ser. Tenemos un trato cordial, de gestión, de estar encima de los temas, de cada uno de los asociados que componen las uniones industriales. Lo que venimos viendo es que no tenemos muy en claro cuál es la política industrial. Y no estamos viendo muchas herramientas que hagan posible que el desarrollo industrial vaya en determinado sentido. No buscamos que se cierren las fronteras, prebendas o subsidios, no buscamos eso. Hay que fijarse cómo Estados Unidos, China, Japón, países asiáticos, estimulan su desarrollo industrial. Hoy la pelea es por el desarrollo, como lo ha sido siempre, y la cuestión industrial nuevamente la están discutiendo. Porque con la volatilidad que hay en el contexto internacional, lo que hacen todos es defender el laburo, y defender el laburo de mayor valor agregado, con la incorporación de ciencia y tecnología. Y ahí es donde nosotros trabajamos permanentemente y es lo que nos está costando ver.
—¿Cómo ves el rol del gobierno provincial?
—Soy un convencido de que la política industrial se puede llevar adelante en cualquier ámbito. No solamente la política industrial debe ser un emblema del gobierno nacional. Se puede hacer política industrial desde la provincia, y desde una municipalidad. El Parque Industrial de Roldán es un ejemplo de una política municipal. Si no hubiese habido una política industrial municipal, no sería posible que haya 30 industrias como lo hay hoy. En ese sentido, frente a un contexto nacional donde no hay tantas herramientas disponibles, es importantísimo trabajar permanentemente con la provincia. En esa línea se viene laburando bastante, con la continuidad de muchas buenas políticas, porque ese es un desafío que tenemos los argentinos, a veces parece que el viene hace todo de nuevo. Muchas buenas políticas pueden ser perfectibles, se mejoran, y ahí es donde hay continuidad de algunas políticas industriales que han sido buenas, y también la implementación de otras que son muy necesarias. Siempre conforme al momento, no es lo mismo este contexto que algunos años atrás. O lo que pueda llegar a venir. Una pandemia no se le esperaba nadie y un contexto internacional complejo tampoco. Y ahí es donde tenemos que trabajar juntos para defender lo nuestro.
Santa Fe es una provincia mega industrial, tiene 7 mil fábricas. El Gran Rosario tiene el 50%. Rosario es el departamento del país con mayor cantidad de establecimientos industriales por metro cuadrado. Y la realidad es que esa cuestión que venden los medios nacionales no pasa acá. Uno va transitando por acá, y el productor agropecuario es amigo, el industrial es amigo, la gente conoce lo que es una fábrica y lo importante que es para la comunidad. Eso tiene que ver con el ADN de nuestra región. Rosario entre sus cuestiones, que puede ser el fútbol, la cultura, el río, sin dudas que la industria es algo propio la genética rosarina. Por eso tenemos que trabajar todos juntos.
—¿Cómo fue tu ingreso al gremialismo empresario?
—Cuando llegamos a Roldán nos involucramos en las instituciones gremiales empresarias por una cuestión de necesidad, porque el Parque Industrial no tenía calles, no tenía luz, no tenía escritura, no teníamos gas ni seguridad. A partir de esas necesidades, con un grupo de industriales que éramos propietarios de los lotes, comenzamos a trabajar y en poco tiempo, con distintos gobiernos, uno en Nación, otro en provincia y otro en municipio, pudimos lograr estas cosas que para nosotros era muy importante y que hizo que muchas empresas se radiquen. A partir de ahí, entendimos que trabajar sólo para Roldán tenía un techo y empezamos a vincularnos con las demás entidades de la región y de la provincia. Ahí es donde conocimos Unirr (Unión Industrial Región Rosario), que hoy me toca presidir. Y obviamente estamos bajo el paraguas de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) y de la Unión Industrial Argentina (UIA).
—¿Cómo fue el paso de distribuidores a fabricantes?
—Fue todo un desafío. Nos llevó muchísimos años. Obviamente, no es lo mismo formar una fábrica ya con ventas que sin ventas. Teníamos esa ventaja, pero igualmente no es lo mismo ser fabricante que ser comerciante. En el comercio, por ejemplo, importa cómo uno compra. Y en una fábrica comprando bien solamente no te alcanza. Hay un montón de cuestiones en las que tenés que trabajar y formar equipos para que esa transformación sea posible. Obiviamente que a nosotros nos llevó mucho tiempo, no fue fácil, lo pudimos hacer formando equipos desde la dirección de la empresa, y también con el apoyo de la gente, desafiándonos y encontrando un montón de recursos que teníamos adentro de la empresa, y que por ahí no sabíamos que los teníamos.
Además, fue en un contexto complejo, al poco tiempo arrancó la pandemia, pero eso en lugar de frenarnos nos potenció. En ese camino seguimos trabajando, hubo que hacer un departamento de calidad, nuevos departamentos que no teníamos cuando comprábamos un producto ya terminado, pero hoy ver la fábrica, con muchos procesos, con otro tipo de dinámica, con otras potencialidades, con otra proyección, a nosotros como industriales nos llena de orgullo.
También creo que nosotros siempre fuimos industriales, a pesar de no haber tenido una fábrica desde el primer día, por lo tanto cuándo lo logramos todos nosotros sentimos que habíamos logrado algo que buscamos desde el principio. Obviamente no nos quedamos con eso solo, seguimos apostando, trabajando, lo que para nosotros es la mejor forma de contribuir a nuestro entorno, a la gente que labura, y a los que hacemos en definitiva JMG y la industria nacional.