«Todas las pymes están dando con balance en contra, estos meses fueron para perder plata»

Luis Izquierdo es el dueño de la fábrica de muebles Oriental, nacida y desarrollada en un epicentro de este tipo de industrias, la santafesina Cañada de Gómez. Desde hace cuarenta años vende su producción en todo el país. En el marco de la situación actual, en diálogo con Economía Real advirtió que tras la devaluación de diciembre las ventas bajaron «a cero» y que ahora están en el 50 por ciento de lo que fueron el año pasado. Esa situación lo obligó a desprenderse del 30% del personal, pero lo más grave, aclaró, es la incertidumbre frente a lo que puede pasar en el desarrollo futuro de la política económica: «No vemos futuro», advirtió.

—¿Cómo impactó en tu empresa la nueva política económica?

—No veníamos bien, vamos a ponerlo en claro, veníamos en un proceso inflacionario, pero con ventas. El mercado estaba traccionando. A partir del 10 de diciembre, hubo una caída de ventas prácticamente a cero. En el primer trimestre de este año las ventas estuvieron casi a cero, al 20 por ciento de lo que es una operatoria normal. En abril y mayo mejoró un poquito la venta, pero toda la industria hoy está en ventas al 50 por ciento o menos, al menos en el sector muebles. Conozco otros rubros donde están igual. Pertenexzco a una asociación de empresarios nacionales que abarca todos los rubros, incluido comercio, y la situación es más o menos la misma.

—¿Cuáles son desde tu perspectiva las razones principales de la caída?

—Lo dramático de esto es la caída del salario. Las pymes en la Argentina viven del mercado interno y del salario, y el salario ha caído una barbaridad. Si no hay salario no hay trabajo. Básicamente es eso. Después la tasa de interés se fue acomodando para poder financiar y repuntó un poquito con las 12 cuotas, pero ese repunte significa estar por debajo del 50 por ciento de lo que sería un mercado normal traccionando. Y tampoco tenemos perspectiva. No existe la palabra industria, ni trabajo, en el discurso normal del gobierno.

—¿Cómo se reacomodaron frente a esa situación?

—Nosotros en nuestro caso hemos reducido personal, tuvimos que despedir personas y reducimos el horario de trabajo. Y eso no significa que tenemos el problema solucionado, yo creo que todas las pymes están dando con balance en contra, es decir que estos 6 meses son para perder plata. Hablando en criollo es así.

Esas fueron las medidas que tomamos hasta ahora, pero la preocupación está en que no vemos futuro. No vemos que vaya a haber un crecimiento del mercado a través del salario. Y esa es un poco la duda, estar acá navegando para ver adónde vamos a parar. Estamos navegando en algo que no tiene una línea de trabajo, por decirlo de alguna manera.

—¿Qué proporción del personal tuviste que cesantear?

—El 30 por ciento.

—Seguramente tratando de preservar al personal más capacitado.

—Bueno, ese es el otro problema. La relación de las pymes con el personal es de otra manera, más amigable. Y a su vez está el tema de la capacitación, y cuando se pierde todo eso, que ya hemos vivido en el 2001, y en la crisis de 2017-18, que también estuvimos con concursos preventivos de crisis y ese tipo de cosas. Pero todo yo creo que radica en algo muy simple: en el salario del trabajador. Ese es nuestro mercado.

—Y por lo que ves no tiene miras de recomponerse.

—No se ve a corto plazo. Ni se ve tampoco un incentivo a la industria o a la producción. Es más, el Ministerio de la Producción lo pasaron a una subsecretaría. La línea de trabajo no es favorable.

—En la Nación evidentemente no, ¿en la provincia?

—Sí, la provincia tiene acercamientos. Hemos tenido hace poco una charla por zoom con gente del Ministerio de Producción de la provincia. El problema es que la provincia tampoco tiene los elementos necesarios. Puede acompañar subsidiando la tasa de interés. Pero cuando vos llevás reclamos, te dicen «no lo manejamos nosotros, es la macroeconomía».

Por ejemplo, el tema de la energía, que pasó a ser un costo nuevo. Y cuando vos le planteás eso a la provincia te dicen «nosotros no podemos hacer mucho con eso». Hay buena voluntad de parte de la provincia, creo que sí, pero no manejan los números de la macro. Entonces, hasta donde pueden acompañan. Lo que no pueden hacer ellos es hacer crecer el mercado, que es lo que necesitamos.

—¿Hasta cuándo se soporta esta situación?

—No queremos pensar en negativo hasta el extremo, porque pensar en negativo es seguir despidiendo gente, reducir horas. La esperanza es que esto no ocurra. Pero no tenemos forma de leerlo a esto, no tenemos un camino que diga «es por acá, va a pasar tal cosa». Lo que vemos es todo negativo para el mercado interno. Ni hablar si liberaran las importaciones, que hasta ahora no ocurrió. Eso sería lapidario.

—Los costos, ¿cómo evolucionaron?

—Aparecieron costos nuevos, como el de la energía eléctrica, que aumentó por tres o por cuatro en lo que va del año. Nosotros tenemos energía contratada, una parte es Nación y otra parte provincia. La logística se recomplicó, otra cosa que aumentó por cuatro, y los precios nuestros no aumentaron ni cerca de eso. Justamente, por los precios de mercado, los precios están planchados y la rentabilidad es cero. Aguantando. Y los primeros 3 o 4 meses del año fueron a pérdida. Así de claro. No es un problema mío, personal. Es con quien hables. Empresas de diferente magnitud, el que tiene diez empleados, el que tiene 20 y el que tiene 200.

—¿La energía qué porcentaje alcanza hoy en la estructura de costos?

—Pasó del 2 al 6 por ciento. Se triplicó. Y la logística también. Es fácil, el combustible costaba 350 pesos y hoy cuesta 1.300. Y los precios nuestros, de la devaluación a hoy han variado un 30 por ciento. Básicamente es eso.

—¿Ustedes manejan mercado externo también?

—Es todo mercado interno.

—¿Cuál es el fuerte de ustedes?

—Te diría que es parejo en todo el país. Trabajamos desde Ushuaia hasta la Quiaca.

—¿Qué es lo más grave del panorama actual? 

—Lo más grave que tenemos hoy es la incertidumbre. No poder proyectar. Porque estamos con este tema, que devalúan, que no devalúan, esa es la incertidumbre que creo le pasa a todo el mundo, de no poder proyectar nada a futuro.

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