Bionbax pone a punto su planta de plástico biodegradable para comenzar la producción a escala en pocos meses. Se trata de un proyecto dirigido por tres empresarios que vieron la posibilidad de agregar valor al agro a través de la biotecnología y producir una materia prima no contaminante con potencial exportable.
La empresa se instaló en el parque industrial de Roldán y cuenta con 3000 m2 en los que montaron un laboratorio con equipamiento tecnológico inédito y oficinas. Aún sin dar el puntapié a la producción a gran escala ya mantuvieron reuniones con potenciales compradores del extranjero.
En diálogo con Economía Real, Gabriel Fernández, uno de los titulares de la firma, detalló el proceso productivo de Bionbax, proyectó los alcances del producto final y mostró las instalaciones. El proyecto también lo dirigen Ezequiel Sala y Leonardo Romera. Todos tienen su propio emprendimiento productivo y decidieron encarar este camino juntos, agregando valor desde su lugar.
—¿Qué hace Bionbax y cómo es el proceso productivo?
—Bionbax es una empresa de tecnología con investigación y producción incorporada que se está especializando en la producción de biomateriales. Vamos a producir PHB, que es un biopolímero biodegradable.
La metodología de trabajo comienza en un laboratorio con la reproducción de bacterias. Esas bacterias se alimentan a través de distintas fuentes de carbono. En este caso seleccionamos una bacteria que se alimenta de aceites, en particular de aceite de soja. A medida que va creciendo esa bacteria se va reproduciendo (2700 veces en un proceso de 40 horas) y a medida que va digiriendo el aceite, va incorporando moléculas. Esas moléculas acumulan el biopolímero llamado PHB. Luego viene un proceso de separación donde se separa el plástico de la bacteria y por un proceso de logrado de pellet, surge la materia prima.
—¿Cuál es el producto final?
—Hasta el momento, Bionbax va a llegar a la fabricación de un pellet, de un biopolímero apto para dos o tres funciones. Para packagin o plásticos de mayor resistencia para cubiertos biodegradables. El pellet se va a vender como materia prima. Se puede destinar a bolsas, vasos, cubiertos o envases para fármacos. Tiene distintas finalidades.
—¿Dónde buscan posicionar el producto?
—Todavía no estamos en la parte comercial. Aunque desde que empezamos a ser noticia, es constante el llamado de empresas interesadas. De EE.UU, de Brasil, Europa. Todavía estamos trabajando puertas adentro porque estamos trabajando en la planta y tenemos que terminar de determinar la característica de nuestro producto. Acá ya tenemos el proceso de investigación desarrollado, ahora hay que ir a escala productiva y después recién tomar compromisos.
—¿Cuando calculan que arranca la producción a escala?
—Vamos a terminar de montar la planta entre febrero y marzo de 2025. La Construccion es un trabajo muy delicado. El circuito de fermentación es muy complejo. Para mantener viva la bacteria necesitamos mucho abastecimiento. Es un laboratorio industrial que no puede tener contaminación. Tiene que estar con máxima precisión.
—¿Cuál es el plan o los cálculos de producción anual?
—El cálculo es producir entre 80 y 100 toneladas mensuales de bioplástico. Eso va a ser una rampa de arranque. Vamos a ir de menos a más. Esa rampa va a llevar entre seis o siete meses. Sería un éxito que la planta esté en régimen para fines de 2025. Vamos a ir teniendo muestras parciales para ir desarrollando lo que venga con el cliente, va a haber un trabajo codo a codo con ellos.
—¿Qué los llevó a incursionar en este rubro?
—Todos tenemos distintos tipos de emprendimientos y hace un tiempo empezamos a escuchar sobre este rubro. Ezequiel lo propuso y nos pareció muy interesante producir una materia prima de base tecnológica, que tenga como materia principal al agro argentino ¿Cuánto hablamos de que necesitamos dólares y de que hay que agregar valor?
Acá podemos agregar valor al agro y a través de la biotecnología producir un producto, con materia prima que no contamina, que se puede exportar. Uniendo todo eso, entendimos que no había mucho que pensar.
Comenzamos con mucha incertidumbre, pero sabíamos que cada uno en su emprendimiento está bien y sabe dirigir obras. Fuimos armando el rompecabezas e invirtiendo dinero para llegar a una planta modelo.
