El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, aseguró que la Argentina atraviesa un cambio de régimen económico, y que en este nuevo contexto “lo que cambia es la lógica empresaria”. En la entrevista “Competitividad y Nuevo Escenario Industrial”, que tuvo lugar durante el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, Rappallini explicó que el país está dejando atrás un modelo basado en la adaptación a las distorsiones para avanzar hacia uno donde la competitividad sea el eje central del desarrollo.
Diez ideas clave de la entrevista
* Cambio de régimen económico. La Argentina está transitando un nuevo ciclo: pasa de un modelo inflacionario e inestable a otro que busca estabilidad macroeconómica e integración al mundo. Este cambio redefine las reglas del juego y obliga a repensar la estructura productiva.
* Cambio de lógica empresaria. Durante años, las empresas se adaptaron a las distorsiones del contexto. Hoy la nueva etapa exige pasar de adaptarse a las distorsiones a construir competitividad real, basada en eficiencia, previsibilidad y excelencia.
* Una nueva política industrial. “Hoy la única política industrial posible es darle competitividad al sector productivo.” Esto significa estabilidad, financiamiento, infraestructura, reformas estructurales y condiciones de igualdad frente al mundo.
* El empresario industrial debe pensarse global. Ser empresario industrial hoy es ser global por definición. Competimos todos los días en calidad y precio con productos de cualquier país. La sustentabilidad de la industria depende de esa mentalidad internacional.
* Competitividad sistémica. La competitividad no depende solo del empresario, sino del sistema en su conjunto. Incluye la productividad interna de las empresas y también la competitividad externa: impuestos, legislación laboral, educación técnica, logística y crédito.
* La transición: el mayor desafío actual. Rappallini destacó que la transición es hoy el punto más crítico para el sector industrial. Explicó que las empresas enfrentan cuatro tensiones simultáneas: una caída de la actividad económica, un alto costo del financiamiento, una gran apertura de la economía sin que se hayan concretado todavía las reformas estructurales, y la persistencia de fuertes distorsiones en impuestos, regulaciones y costos logísticos. “El sector industrial está bajo un fuerte estrés -señaló- porque tiene que competir conviviendo con esas distorsiones, con tasas muy altas y con una demanda que se ha retraído. Aun así, el sector está haciendo un enorme esfuerzo: los precios industriales están creciendo a la mitad de la inflación general». Para Rappallini, es fundamental acompañar esta transición con políticas activas: reactivar la producción, bajar las tasas de interés y dar crédito productivo que permita a la mayor cantidad de empresas llegar del otro lado de la orilla. “Si no se acompaña este proceso, muchas empresas no lograrán adaptarse al nuevo escenario competitivo”, advirtió.
* El costo argentino. “En la Argentina no es caro producir; es caro transportar, distribuir y sostener cada eslabón de la cadena de valor». Reducir estas ineficiencias es clave para que las empresas puedan competir globalmente.
* Competencia internacional y rol de China. Los países desarrollados están reaccionando frente a la agresividad industrial de China, que compite con subsidios y reglas distintas. “La Argentina también debe revisar su inserción internacional, sin caer en proteccionismos, pero defendiendo su capacidad productiva».
* El rol del empresario argentino. Rappallini valoró la resiliencia y capacidad de adaptación del empresario argentino, que sigue invirtiendo y sosteniendo el empleo aun en condiciones adversas. “El empresario industrial argentino tiene una enorme vocación por producir, innovar y salir adelante».
* El gran desafío. “Nuestro desafío es que los argentinos nos elijan por calidad y por precio, no por protección ni ventajas temporales”. Para eso, el Estado, las empresas y los trabajadores deben compartir una misma visión de país productivo y competitivo, donde las cadenas de valor locales sean motor de empleo, innovación y desarrollo.